Alejandro Medina: No muy participativo debido a las escasas situaciones ofensivas del rival. Si bien el gol fue en el área chica, Martínez cabeceó en total soledad. Le contuvo un remate a Lodico en el complemento.
Néstor Breitenbruch: Muy reservado en su zona y no muy avocado al desborde, cuando el contexto requería más esto último.
Maximiliano Centurión: De mayor a menor. Fuerte en pelotas al ras del piso, pero quedó como apuntado en el gol de Instituto. Para peor, salió lesionado en el segundo tiempo.
Joaquín Pombo: Acelerado en revoluciones. Si bien su intención era anular cualquier ataque adversario, reventaba en exceso la pelota cuando en varias ocasiones ameritaba un pase simple, y se perdía la posesión del balón.
Adrián Sporle: Partido para el olvido del lateral. No supo cubrir bien las espaldas y descompensado en velocidad. De los más resistidos por parte de la hinchada.
Gonzalo Muscia: Medianamente balanceado en su rendimiento. Cortó un par de pelotas y distribuyó bien a corta distancia, pero al no tener un socio claro, careció de relevancia.
Braian Rivero: De los puntos más bajos de la tarde. No participó ni en ataque ni en defensa, y fue un blanco fácil para la presión ajena debido a la floja contención del balón.
Daniel Lucero: Tuvo todo para ser el motor del equipo y lo derrochó. Tuvo demasiado espacio por derecha y las decisiones tomadas se ejecutaron de mala manera. Centros tardíos e imprecisos que pudieron acabar de mejor manera.
Santiago Toloza: El mejor del equipo en una tarde oscura. Recurrió a tiros lejanos que pasaron cerca y logró buena asociación con Londoño. Lamentablemente, estar cerca del gol no significa hacerlo y fue reducido con marcas grupales.
Facundo Pons: Pésima actuación del delantero. La buena recepción de pelota no fue complementada en la decisión que él tomaba. Se encerraba solo al momento de encarar y remataba cuando se le encimaban los defensores, y pudo hacerlo antes.
Flabián Londoño: Metedor y corrió en demasía. Socio de Toloza, tuvo la primera gran chance que no logró resolver con absoluta eficacia. Salió en el entretiempo.
Juan Cavallaro: Ingresó en lugar de Londoño. El debutante plasmó leves cosas interesantes con todo el complemento en cancha. Tuvo un tiro de media distancia contenido por Roffo sin problemas.
Lucas Brochero: Entró por Lucero más por la floja actuación de este último. Su función fue más la de prolongar el armado de jugada que de culminarla. Poca influencia en general.
Lautaro Guzmán: Reemplazó a Sporle con la idea sobrepoblar la zona ofensiva. Creó un par de destellos interesantes, más no hubo tiempo suficientes como para que se transformaran en aproximaciones al empate.
Juan Bautista Cejas: Sustituyó a Rivero para insinuar en área ajena. No obstante, el paupérrimo nivel colectivo no lo influenció de buena manera.
Ignacio Gariglio: Ocupó el lugar del lesionado Centurión. Cumplió correctamente con lo básico ante un conjunto cordobés que tampoco lo exigió en demasía.
Federico Vilar: Ya con la experiencia acumulada del certamen pasado, tuvo un debut espantoso. No fue capaz de darle potencia anímica a sus dirigidos y se los sentía mentalmente derrotados cuando aún quedaba mucho tiempo como para revertir la historia. Los cambios desacertados disgustaron mucho a una hinchada que ya se expresó con enojo y frustración. Si esa es la actitud que va a reflejar en la Copa de la Liga...
Agustín Ignacio Lencinas (@ALencinas96)