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Hoy: Sergio Rondina 

Sergio Rondina: “Por el Vasco Iturrieta me picó el bichito de ser técnico”
En un nuevo vivo de Instagram tuvimos la chance de tener al DT del Viaducto, en una distendida conversación que fue por varios lugares: Sus influencias, donde destaca a Iturrieta, su etapa de jugador en el club, los looks, qué fue lo que aprendió de su anterior paso por el club en 2016 y un par de anécdotas muy divertidas
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Una vez más tuvimos la chance de compartir con el entrenador del Arse, en esta ocasión, vía Instagram y explorando otras facetas de su vida. Para comenzar y en medio de la cuarentena que comparte con su familia, el Huevo contó que con el CT ya están pergeñando cómo afrontar una futura vuelta a los trabajos: “Estamos preparándonos por si volvemos a entrenar en algún momento. Estamos viendo con el cuerpo técnico la manera de implementar lo que se hace en Alemania, de practicar manteniendo las distancias y en grupos reducidos. Los vestuarios los tenemos y las tres canchas están buenas. Si se vuelve de esa manera, trataremos de que nos agarre preparados como para hacer buenos entrenamientos”.
 
Nos trasladamos a su época de jugador, en donde relató de qué forma se dio su llegada a Sarandí, con una confesión curiosa sobre aquella final que el Viaducto ganó en 1992 para ascender a la B Nacional: “Yo estaba jugando en Deportivo Merlo, me tocó enfrentar a Arsenal y tuve un torneo muy bueno. Escuché la final con Alvarado por radio, porque me habían comentado que el club me quería, pero cuando Arsenal asciende la verdad no me puso contento porque pensé que no me iban a llevar estando en el Nacional B. Pero no sólo me llevó sino que después me compró el pase”. Además, contó sus sensaciones con el correr de los años y los equipos: “Cuando llegué había una base de jugadores grandes, de experiencia. Como entré empecé a jugar con ellos, uno va creciendo y cuando pasan los años y seguís estando, te vas sintiendo importante. Fueron casi 200 partidos en el club.” 

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Cumplidos ayer ocho años del fallecimiento de Héctor Grondona, quien fue presidente del club en la época de Rondina como jugador, el DT del Arse tuvo estas palabras: “Tengo los mejores recuerdos de Héctor. Una gran persona, carácter fuerte pero siempre frontal. Teníamos una relación presidente-jugador, porque hablaba más con el Vasco Iturrieta. Pero cuando lo cruzabas fuera del club no ponía esa distancia como cuando tenía que ejercer de presidente”.
 
A otro de los personajes que recordó fue a Roberto Iturrieta, su entrenador en aquella época y quien influyó sobre su posterior decisión de emprender la dirección técnica, recordando el momento exacto donde le empezó a interesar la profesión: “Yo tenía 22 años y, teniendo al Vasco, me picó el bichito de ser técnico. Era jueves y nos hizo entrenar fútbol fantasma, practicando los movimientos que según él nos iban a hacer ganar el partido el fin de semana. Lo que nos dijo el jueves, pasó, eso me motivó. Después fui viendo como trabajaba los partidos o entrenamientos, y aprendí a jugar en varias posiciones, así que por él es que soy DT.” Además de esto, le dio un valor grande al trabajo del Vasco en la historia de Arsenal: “Tiene un lugar importante en la historia del club. Por los títulos que ganó, Gustavo Alfaro es el técnico más importante, pero el Vasco con su trabajo, con un club austero y de planteles cortos, logró un ascenso, mantuvo al club en la B Nacional e hizo debutar a muchos chicos que después integraron grandes equipos”.
 
Continuando con Iturrieta y sus particularidades, el Huevo contó una curiosa historia de cuando el DT lo obligó a cortarse la melena que tenía en aquel entonces: “Había cinco o seis con el pelo largo. Algunos se fueron, otros se lo cortaron, entonces quedé yo sólo. El Vasco Iturrieta me decía que me corte el pelo y yo decía que no, entonces los grandes del plantel también empezaron a presionar. Un jueves me estaba vendando antes de la práctica de fútbol y vino él. No me quedó otra que cortármelo ahí en el vestuario. Estaba enojado, porque no estaba de acuerdo, pero era una forma de demostrar respeto y agradecimiento a la persona que había confiado en mí”. 

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Pasando a su etapa como entrenador, Rondina señaló algunas cosas que aprendió a llevar mejor hoy por hoy luego de su primer paso por el club, en 2016: “Tratar de mantener la calma, que con trabajo las cosas se equilibran. No desgastarme intentando cambiar cosas que son del club y tengo que convivir con ellas y saber que sin material o un juego colectivo muy aceitado en Primera División se hace muy difícil competir, más con la diferencia económica que hay”. Comparó también como se dieron las cosas en el mercado de pases de aquel momento y en el de 2019: “En este mercado de pases tuvimos más influencia que en el anterior, pero la situación del club también era distinta. Antes pensaba que con laburo mejorás lo que tenés, y por ahí eso fue un error. En este mercado las decisiones las tomamos en conjunto con el Presidente gracias a la relación que tenemos”.
 
Acerca del manejo del grupo y la unión que se ve en el plantel hoy por hoy, Rondina señaló: “Pregonamos la idea de un grupo en donde tiren todos para el mismo lado. Somos un cuerpo técnico que tiene las puertas del vestuario abiertas para los chicos, intentamos que los ‘trapitos sucios’ se limpien adentro”. Además, le restó importancia a su experiencia en el ascenso y destacó que para conducir es más importante la personalidad: “Depende de cómo es uno, más que si haya pasado o no por el ascenso. Cómo sos cuando se gana o se pierde, el trato con los jugadores y el cuerpo técnico. Eso es lo que realmente influye más.”
 
A raíz de esto, el entrenador contó el origen de los famosos sanguchitos que el plantel almuerza para festejar los cumpleaños de cada integrante del equipo: “Los sanguchitos salieron porque en la B Nacional un asado dolía, no podíamos hacérselo pagar a los pibes en cada cumpleaños. Entonces, o hacíamos una vaquita entre todos o comprábamos para hacer sanguchitos, que nos salía más barato, y ahí empezaron. Además, estar todos juntos cerca de la parrilla compartiendo le da otro sentido”.
 
Por último, y hablando de sus atuendos para los partidos, el Huevo contó un par de momentos divertidos donde lo insultaron yendo de visitante: “En Defensores de Belgrano me putearon mucho, porque tenía una corbata verde (NdR: color que referencia al clásico rival Excursionistas, donde dirigió dos años), no me había dado cuenta. Pero ahí me putean igual. En San Lorenzo, el día que ganamos 2-0, me gritaban ‘Barney’ porque tenía una camisa violeta. Lo peor es que después me vi y era parecido”.

Por Juan Sáber (@juancesaber)

 

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