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Hoy: Junior Espínola 

Junior Espínola: “El grupo de ese ascenso era como una familia”
Fuimos a buscar a un icono del ascenso de 2002, y él nos brindó una conversación más que completa: su carrera, su vida en el Arse, su relación con su hermano Darío y su sobrino Aníbal, además de un par de anécdotas muy divertidas.

En Hablemos de Arsenal teníamos ganas de hablar con alguien del ascenso de 2002, y con Junior Espínola pudimos darnos el gusto. Desde su casa en Villa Itatí, a unas cuadras de la cancha de Arsenal, el ex defensor nos contó como pasa estos días de cuarentena: “Estamos acá con mi familia, mi mujer y mis dos hijos, y cada tanto me cruzo acá enfrente a ver a mi papá para que no esté solo. Siempre tomando los recaudos correspondientes, pero la vamos llevando bien”.
 
Reconocido hincha del Arse, nos contó su versión de cómo nació su amor por la casaca celeste y roja: “Me fui a probar tres veces a Arsenal, a la tercera pude quedar. Darío ya estaba en inferiores y después pasó a Reserva. Entonces, cuando iba a verlo después nos quedábamos a ver a la Primera. Y así fue como me hice hincha fanático”. Esa es su parte de la historia, pero su hermano tiene otra versión que genera alguna pequeña puja entre los hermanos: “Según él escuchamos un griterío desde la feria de Domínico y desde ahí seguimos hasta la cancha. Una historia impresionante la suya, pero poco creíble, ja”.
 
Continuando por la senda familiar, Oscar se mostró muy feliz por la actualidad de su sobrino Aníbal, que tras lograr el ascenso con el Viaducto el año pasado hoy es importante en Emelec de Ecuador, algo que generó un llamado desde Paraguay que ilusiona a los Espínola: “Sería un sueño que pueda jugar para la selección paraguaya. Está tramitando los papeles, y él tiene muchísimas ganas. Es más, a veces se me cruza por la cabeza verlo con la camiseta de la selección Argentina, es más difícil, pero no lo descarto.”
 
Continuando con Aníbal, a quien apadrinó estando en Argentino de Quilmes, Junior aprovechó para hacer un mini repaso de la evolución de su sobrino hasta llegar a su gran presente: “Él tuvo que pasar un proceso, porque en su momento no valoró el lugar que tenía en Arsenal y tuvo que irse lejos de la familia. No fue fácil para él. Tanto ‘Cafú’ como yo queríamos traerlo de nuevo a Argentina porque sabíamos de sus condiciones.” Además, recordó –no sin emocionarse- su gestión para llevarlo a Sarandí nuevamente y cómo fue verlo con la camiseta del Arse: “Cuando terminó su contrato en Argentino (Q), se dio la posibilidad de hablar con Humberto para que lo probara. No quedó ese año, pero por suerte poco después se le dio vestir la camiseta de Arsenal y fue una alegría enorme para la familia. Nosotros tanto como mi mamá, que disfrutó de verlo jugar en sus últimos momentos”.
 
Nos trasladamos a su época de gloria en Arsenal, el 2002. De aquel tiempo, Espínola destaca la amistad formada en ese plantel, que perdura hasta hoy: “Ese grupo del ascenso, en general a todos, porque nos hicimos muy amigos. Era como una familia. Por nombrarte a algunos te digo Ale Limia, Gastón Esmerado, Rubén Palavecino, Hernán Coldeira, Javier Morales. Tuvimos cuatro o cinco temporadas antes en las que era un show estar con ellos, incluso hoy por hoy tenemos un grupo de Whatsapp. La pasamos bárbaro”. 

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Sobre el técnico de aquel ascenso, nada menos que Jorge Burruchaga, hay sensaciones encontradas de parte de Junior: “Tenerlo fue buenísimo, porque era ir a todas las canchas y que lo reconozcan por lo del Mundial 86’, para nosotros fue tremendo. Después en el otro plano, uno tiene que reconocer sus errores, porque quizá yo tenía un carácter explosivo, pero no tener la chance de haber jugado en Primera me dolió mucho”. Junior reveló además que el hecho de haber jugado lesionado los encuentros decisivos de aquel ascenso ahondó un poco la herida de aquella decisión de Burru de no tenerlo en cuenta: “Yo jugué ocho partidos, o sea casi todo el octogonal final, con el tobillo infiltrado, y después tuve que operarme porque resultó que lo tenía fisurado. Después de eso, siento que merecía la chance de jugar en Primera con Arsenal y Jorge no me la dio, entonces eso me molestó mucho porque era mi sueño. Pero ya está, ya di vuelta la página”.
 
Para cerrar, un par de anécdotas. La primera, con el goleador y hoy ayudante de campo de Arsenal, Facundo Gareca, víctima de una de sus mejores patadas: “No sabés lo que era Facu, era un sucio… Un día entrenando en Regatas lo sacan del equipo titular y lo ponen para los suplentes, así que lo tuve que marcar. En una viene una pelota arriba, la voy a buscar y él me da una paralítica. La jugada siguiente que agarró la pelota lo levanté, creo que fue la patada del año”.
 
Otro que la ligó en su época de jugador fue Sergio Rondina, otro con los que compartió equipo, esta vez cuando el Huevo jugó en Varela: “Una vez me expulsaron por meterle una patada, jaja. Nos tocó jugar en contra cuando él estaba en Defensa y Justicia, y él era muy llorón, protestaba todo. En una no sé que me dijo y le dejé la marca de las tres rayas en la canillera, se la hice volar. Me dieron tres fechas”. Obviamente, tras rememorar esa anécdota, Junior se deshizo en elogios para con el Huevo, con quien mantiene una muy buena relación: “Sergio es un amigo, hemos jugado muchos años juntos. Para mí es un fenómeno, se ganó el corazón de la gente. Además, tiene un muy buen trato con todos los técnicos del club. Hoy en Arsenal tenemos un cuerpo técnico espectacular”.
 

Por Juan Sáber (@juancesaber)
 

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